7.31.2007

Música: Al alba, de José Mercé


El genial José Mercé y su tema “Al alba”…

“…no se si sangra la luna al filo de su guadaña…”

Tuve la ocasión de ver actuar a este hombre en directo, y salí sobrecogido, tiene un directo espectacular.

Ahi os dejo con él…




Azhaag

7.29.2007

Relato: Sin miedo


Sin miedo

“El ignorante tiene valor; el sabio miedo”
Alberto Moravia

No le tengo miedo a nada. Creo en la razón y en la lógica, por lo que las sombras de la noche y los secretos que aguardan en su interior no me aguantan la mirada. Ni el presenciar el galope algún día de los siete jinetes del Apocalipsis me pondría nervioso.
No temo a mis semejantes, y de existir, los fantasmas y espectros que suelen aparecer con algo que decirnos al oído en la oscuridad no me causan pavor. Los designios de Dios o los planes del Diablo no me quitan el sueño, por que ya apenas duermo. La otra orilla, la cual aquellos que vuelven a la vida tras acariciarlos brevemente la muerte la describen como el sendero a seguir para llegar al lado del creador, se me antoja imposible. Creo en el vacío absoluto que envuelve a aquellos que cierran los ojos para no volver a abrirlos, y no lo temo, si no que comprendo que como la noche al día, este es el final de toda vida.
Y sin embargo mírame, mírame por favor. Las manos me tiemblan, los ojos me lloran y siento algo aquí dentro.
Me decían que si no le tenía miedo a nada, nunca seria un hombre. Así que mírame por favor, contempla lo que has hecho. En el momento que me has dicho que te ibas, que te alejabas de mi lado, me has hecho un hombre.


Azhaag

7.26.2007

Mentes maravillosas: Kim Peek


Mentes maravillosas: Kim Peek

¿Dónde nace la genialidad? Si es que esta nace de alguna parte. ¿Es algo aleatorio? ¿O todos y cada uno de nosotros encerramos un Picasso o un John Nash en lo más profundo de nuestro ser?
Solo un pequeño grupo nace con estas virtudes para asombrar al resto de los mortales, son todo aquello que desearíamos ser y al mismo tiempo todo aquello que repudiamos, admiramos sus logros y sus proezas, pero al mismo tiempo tendemos a apartarlos, a rehuirlos.

Son uno entre un millón, pero arrojan demasiada luz en su día a día como para pasar inadvertidos. Al personaje al que va dedicado este artículo lo conocí de carambola, trasteando un par de páginas de la red, su nombre, Kim Peek.
Harían bien en recordarlo, pues puedo decir sin titubear que posiblemente se trate de una de las personas más asombrosas del planeta.

Conozcámoslo un poco mejor. Kim Peek nace un 11 de noviembre de 1951 en Salt Lake City (América). Nace con macrocefalia (un daño permanente e irreversible en el cerebelo) y con agenesia de cuerpo calloso (desarrollo defectuoso en el conjunto de nervios que conecta ambos hemisferios del cerebro). Con tales discapacidades, Kim precisa de ayuda para hacer todo tipo de tareas cotidianas, tales como comer o asearse.
Supongo que cuando aprendió a leer sus padres lloraron de alegría al comprobar que, pese a sus limitaciones, quizás Kim si podría llevar una vida normal después de todo. Sin embargo algo ocurrió, el joven Kim comenzó a mostrar unas cualidades del todo increíbles, tras concluir la lectura de un libro recordaba con todo lujo de detalles los nombres de los personajes principales y los de los secundarios, así como el nombre de las ciudades en las que transcurría la novela, la ropa que llevaban estos, o aun más asombroso, en que pagina salía cada personaje por primera vez.
Imaginen la cara de sus padres al observar como su hijo, aquel que necesitaba de ayuda para atarse las zapatillas, les recitaba hojas enteras del libro en cuestión sin comerse ni una coma, incluso cuando habían transcurrido varios meses de su lectura.

Su hijo era lo que la medicina denomina un savant, un termino con el cual se designan a ese minúsculo grupo de personas que pese a nacer con discapacidades mentales son capaces de obrar portentosos cálculos matemáticos o ejercicios de retentiva sin parangón. De hecho, con el tiempo, y tras ser estudiado por prestigiosos centros como el de la Sociedad Medica de Wisconsin o incluso por la NASA en el año 2004, Kim se ha convertido en el más asombroso de los savant, su fama ha rebasado fronteras, por lo que se ha ganado el sobrenombre de “Kimputer”.
La conocida película “Rain man” y el personaje que encarna el actor Dustin Hoffman, están basados en la figura de Kim.

Pero conozcamos un poco más sus facultades, Kim se ha leído hasta la fecha más
de 12.000 libros, y memorizado por completo el 98% de estos. Tarda en leer dos paginas poco menos de 8 segundos, ya que usa ambos ojos en su lectura, uno para cada página. Su mente es una perfecta computadora que memoriza al segundo todos los datos que recoge, ya sean históricos, de novelas, numerológicos, geográficos o incluso musicales, pues pese a no haber dado nunca una clase de solfeo sabe tocar el piano, le basta oír una pieza musical para interpretarla de forma perfecta.

Díganle en que día y en que año nacieron ustedes y él les dirá al momento en que día de la semana su madre les dio a luz. Es capaz de hacer este tipo de operaciones matemáticas sin esforzarse, pues en algún rincón de su cabeza alberga un calendario de mas de 10.000 años, al cual accede al momento, como si de un archivo de ordenador se tratase.

Con semejantes “poderes” Kim casi puede rozar la divinidad.
Imaginen la confluencia de ideas, de pensamientos, en una cabeza que alberga tal cantidad de información. Párense un momento y piensen en toda esa variada gama de colores en la paleta de un pintor creativo o en el verbo de un poeta ante una hoja en blanco, el potencial que ello supone. No obstante esta es una de las limitaciones de las habilidades de Kim.
Al recitarle un poema su mente lo archivará al instante, y aunque transcurran varios años, será capaz de recitarlo. Sin embargo, no entenderá su significado. Cada vez que ha terminado la lectura de cualquiera de esos 12.000 libros no ha sido capaz de comprender la historia, o de sacar una conclusión de esta. Es capaz de mantener medianamente una conversación con usted o conmigo, siempre y cuando no hagamos uso de ninguna metáfora, pues seria incapaz de entenderla.
Ve un cuadro y al segundo su ojo lo analiza todo, la proporción del árbol en relación al muchacho que descansa bajo este, las tonalidades de amarillo que el artista ha usado para pintar la luz del sol entre las montañas o puede que incluso el número de briznas de césped que tiene la pradera, no suena exagerado visto que alcance tienen sus habilidades.
Pero no será capaz de emocionarse o de sentir algo al contemplar el dibujo, en su cabeza, entre tanta filas de números y datos, no surgirá una idea, un pensamiento o brotará la inspiración. Su mente no funciona así.

Su coeficiente intelectual esta por debajo de la media, y pese a esto, es una de las mentes más increíbles de nuestro planeta.

El ejemplo vivo de que la genialidad no se puede medir ni pesar, no se puede poner en una probeta o bajo la lente de un microscopio.
Pues este hombre, Kim Peek, es capaz de hacerlo todo, y al mismo tiempo incapaz de hacer nada.




Azhaag

7.25.2007

Música: Carmina Burana, de Carl Orff

Una de las piezas más conocida, y a la vez ignorada, de la música clásica.
Carmina Burana, escrita por Carl Orff.
Seguro que no es la primera vez que la oís ¿Verdad?
Os dejo con ella...



Azhaag

7.24.2007

Relato: Conversación ante el espejo V

Conversación ante el espejo V

“Aún seguía sentado en la cama, escuchando,
exactamente lo mismo que yo había hecho noche
tras noche, escuchando eternamente los relojes
de la pared.”

El corazón delator, de Edgar Allan Poe.


No lograba dormir. Lo cual venia siendo una constante en mi vida desde hacia meses, físicamente me había acostumbrado, me bastaban unas pocas horas para funcionar con normalidad al día siguiente, sin embargo uno no es consciente de lo larga que puede llegar a resultar la noche. Los minutos se vuelven densos, los segundos eternos y el silencio llega incluso a molestar. No se oye absolutamente nada, ninguna clase de ruido, ni el eco de unos pasos, ni el bramido de alguna moto, nada de nada, pero si que se oye su voz.
Siempre tiene algo que decir o algo que preguntar, y como por lo visto mi insomnio también lo mantenía en vela a él, pues allí se encontraba, tras el espejo.

-Dicen que quienes no logran dormir en la noche son aquellos que tienen demasiado en lo que pensar –dijo, dando comienzo a la conversación la figura del espejo.

-También dicen que aquellos que hablan sin parar lo hacen para que la gente no se de cuenta de que no tienen nada que decir –le contesté manteniéndome de espaldas a él, recostado sobre la almohada.

-Touché... Venga, ahora en serio amigo ¿Por qué no logras dormir?

Me gire a mirarlo, prefería hablar con él antes de seguir contando estrellas desde la ventana, o peor aun, puntitos en el gotelé del techo.

-Por que roncas como un oso.

-¿Los osos roncan? –preguntó irónicamente siguiéndome el juego.

-Si, igualitos que tú.

-Creo que es por eso por lo que tu insomnio no desaparece. Por que ni tú sabes el motivo de su origen, y por eso no lo puedes cortar de raíz –me miró clavándome la mirada, sus ojos incomprensiblemente eran de un marrón mucho más oscuro que los míos, casi negros por completo. –Bueno, consuélate pensando que a lo largo de la noche puedes ver y oír cosas que los demás ni siquiera pueden imaginar.

Intenté preguntarle de que estaba hablando, pero la figura me interrumpió pidiéndome que guardara silencio.

-Sssssh… cállate un segundo –dijo, señalando con un dedo hacia la ventana abierta.
Me acerqué con curiosidad, un inexplicable viento helado barría las calles.
Afuera no se oía nada, ninguna clase de sonido por pequeño que este fuese. Me asomé un poco más por la ventana y eché una ojeada, las calles estaba desiertas, lo único reseñable era una farola que se limitaba a parpadear un par de casas más abajo.

Volví a mirar a la figura del espejo, la cual seguía consultando su reloj. De pronto levanto la vista, en sus ojos ya no se distinguía ninguna tonalidad marrón, eran negros por completo.

-Ahora…, escucha –susurró.

A lo lejos, el sonido de las campanas de la vieja iglesia marcaron las cuatro de la madrugada.
Al siguiente segundo, pues no transcurrió ni un instante más, la calle cobró vida.

Decenas de gatos y perros salieron de ninguna parte, por los tejados de las casas, de debajo de los coches y de los contenedores de basura. Ninguno plantaba cara a su antagonista, los perros paseaban tranquilos al lado de los gatos y estos igual al lado de los perros.
Las sombras salieron de los muros con ágiles y largos pasos.
Yo contemplaba aterrado desde mi ventana aquella escena exenta de toda lógica.

-Permite que te aclaré un poco la situación. Vosotros los seres humanos os habéis extendido a lo largo y ancho de este mundo, y con vuestra presencia habéis cohibido a otras criaturas que estaban aquí antes que vosotros –la figura me hablaba, mas yo era incapaz de apartar la vista de la ventana.- Tildáis de locos y enfermos a aquellos que aseguran que eso que tú estas contemplando es posible, arremetéis contra ellos con el peso de la razón y la lógica, y los confináis entre cuatro paredes pues consideráis que están enfermos. ¿Cómo vais a asentar vosotros una lógica en este mundo? Nunca os ha pertenecido del todo, solo sois uno de tantos, una forma de vida más en la interminable lista de criaturas que han pisado este mundo.

En la calle aquel macabro desfile de locuras seguía, los árboles y arbustos arrancaban sus raíces de la tierra y se unían al grupo. Un silencioso aleteo, casi imperceptible, hizo que levantase la cabeza hacia la luna y su fulgor. Cientos de aves, unas conocidas por verlas día a día, y otras ignoradas por completo, de aspecto amenazante y de gran tamaño, bajaban desde los cielos a unirse a sus hermanos.

Mientras tanto la figura del espejo continuaba con su explicación.

-Todo lugar tiene su hora, una hora pactada en la cual las criaturas que vosotros desterrasteis a la oscuridad de la noche, salen de sus escondrijos. En este caso, en este lugar, la hora pactada son las cuatro.

Apenas si lo oía, ni tan siquiera me gire a mirarlo, era incapaz de desviar la mirada de aquella escena que se producía en la calle, bajo la luz de la farola que parpadeaba nerviosa.

Todas aquellas criaturas se habían acercado unas a otras formando un círculo, como una asamblea. Parecían que discutían algo, pero desde mi ventana tan solo alcanzaba a oír murmullos en una lengua totalmente desconocida por mí.
Un escalofrió me recorrió la espalda cuando contemplé desde las alturas como aquel elenco reía, una risa nerviosa y malsana, algo que como ya me decía la figura del espejo, no fue concebida para ser oída por humanos.

De repente uno de los gatos, blanco como la nieve, él cual parecía presidir aquella reunión, levantó su mirada en dirección hacia mi ventana. Sus dos ojos amarillos centellearon al observarme. Todo aquel elenco de criaturas levantó su mirada al unísono, sorprendidos de verme.

-Sin embargo, la regla es tajante. Ningún mortal puede contemplar esto. Y eso te incluye a ti… -me dijo la figura del espejo.

Todas aquellas criaturas comenzaron a trepar por la fachada en dirección a mi ventana, las sombras se alargaron, serpenteando por el muro. Los gatos comenzaron a saltar de tejado en tejado, ganando en altura con cada nuevo brinco. Los árboles alargaban sus mohosas ramas, perdiendo sus negras hojas en el aire. Venían a por mí.

Presa del pánico retrocedí asustado, sin dejar de mirar por la ventana como aquellas criaturas de la noche avanzaban para darme caza.
Mientras me alejaba de la ventana choque de espaldas contra algo, gire la cabeza lentamente y al mirar al espejo no encontré ninguna imagen en el. La figura del espejo se encontraba delante de mí. Fuera del espejo parecía mucho más grande, sus ojos eran dos manchas azabaches en las que pude ver mi rostro aterrado.

-¡Deberías estar dormido! –Rugió antes de abalanzarse sobre mí.

Me incorporé de la cama empapado en sudor, había sido una pesadilla, solo una pesadilla. Rápidamente miré el reloj, pero la oscuridad en la habitación era demasiado densa para ver la hora, mas no hizo falta, las campanas a lo lejos sonaron cuatro veces.
Me quede helado, incapaz de moverme. Me acerque tembloroso a la ventana. Nada. No había nada allí abajo, los árboles seguían en la tierra, las sombras se limitaban a no moverse de la pared en las que se dibujaban, todo estaba en orden. Solo había sido una pesadilla.

-¿Qué te ocurre?- me giré sobresaltado al oír su voz. La figura me miraba extrañada desde el espejo.- ¿Un mal sueño?

Respire aliviado, e intenté que mi voz pareciera serena.

-No ha sido nada, espero no haberte despertado- le dije.

-No, no he podido dormir, y la culpa la tienes tú.

-¿Yo? –pregunté.

-Si, tú…, roncas como un oso...


Azhaag

7.20.2007

Musica: Alejandro Sanz

No ha cambiado, ha evolucionado”, me dijo, así, a palo seco y sin inmutarse la amiga.
Para aquellos que no prestaban atención a la conversación, si, va por ti que me estas leyendo, la chica y yo hablábamos sobre el cantante Alejandro Sanz.
Desde siempre me han gustado sus canciones, pero en los últimos años, sostenía yo en la conversación, el cantante madrileño había cambiado, y no precisamente para mejor.


Canciones tan emblemáticas como “Amiga mía” (1997)…





…o “El alma al aire” (2000)…





Frente a canciones como “Enséñame tus manos” (2007)…





Dejando a un lado el aspecto personal, me pueden gustar más o menos sus canciones ahora, el cambio creo que es visible.
La evolución siempre la he visto como algo bueno, Darwin me daría la razon, por lo tanto ¿Ha cambiado o ha evolucionado?

Azhaag

7.18.2007

"Y digo yo..." - La pregunta



Y digo yo...

A veces pasa y suele ser cuando uno menos lo espera. De repente te llega. Es una pregunta que surge de algún sitio remoto de la mente, sin duda oscuro, por que al salir a la luz de la consciencia parece deslumbrarse y deslumbrarte; es como una de esas criaturas primigenias de Lovecraft que habitaban en el inframundo desde tiempo inmemorial y que nunca, hasta ese momento, había abandonado el quien sabe si confortable antro del inconsciente profundo para asomarse al exterior. Puede verbalizarse de formas diferentes: ¿Y qué hago yo aquí? ¿De qué va esto? ¿Para qué existo? En el fondo, es la pregunta eterna, la que infinidad de personas se han hecho antes que nosotros: ¿Cuál es el sentido de la vida?

Uno anda tan ocupado en eso de vivir, que, de ordinario, no repara en para qué lo hace.
El por que esta claro; se vive por que se esta vivo, así de simple, pero el sentido, el para que, no tiene fácil respuesta, si es que tiene alguna.
Contemplada fríamente, la vida es una estupidez. Creo haberlo comentado en alguna otra ocasión: nacer y morir, sin más función que la de procrear para que la especie se perpetué, que es lo que hacemos los seres vivos, no tiene sentido alguno.

Nunca he entendido bien el empeño de los ecologistas en conservar las especies en vias de extinción. ¿Qué pasa por que se extingan? A los interesados, los miembros de esas especies, les trae al fresco: nace sin saber por que, el hambre les impulsa a comer, el instinto les lleva a fornicar, cuidan a sus cachorros hasta que estos pueden valerse por si mismos, empujados también por el instinto, y un buen día se mueren.
Si alguien le preguntara sobre la utilidad de tales funciones y tuviesen capacidad de responder, dirían: “Y yo qué sé…”
Los humanos somos distintos. Hacemos lo mismo, pero, eso si, de otra manera. El intelecto nos permite sublimar los instintos y adornarlos con todo tipo de perifollos, además inventamos, componemos sinfonías y construimos autovías, pero, a la postre, nacemos y, tras un paréntesis más o menos largo, nos morimos.
Si entre ambos inevitables acontecimientos todo fuera gozo y placer, ya que no sentido, la vida tendría su aquel, pero ni siquiera es así, gracias a esa otra peculiaridad nuestra, la de angustiarnos por lo que aun no ha sucedido, siempre estamos mas pendientes de lo que nos hace falta que de lo que tenemos.

Le he dado muchas vueltas a la cuestión, he leído a los filósofos mas eminentes, me he visto seis veces la película “El sentido de la vida”, de los inefables Monty Payton, y he preguntado a quien se ha puesto a tiro: nadie tiene puñetera idea de para qué estamos aquí, ni yo mismo, que ya es decir.
La única conclusión posible es que, vista desde la vida, la vida no tiene sentido alguno.
Mañana me pondré con la oui-ja, a ver si desde el otro lado lo saben. Tendría gracia que para conocer el sentido de la vida uno tenga que morirse…

F. Jimenez del Oso

7.15.2007

Cuadernos de dibujo: Los colores sobre el cuerpo humano

El colega Espeton no para ni en vacaciones, su ultimo trabajo surge a raíz de preguntarse como pueden incidir una variada gama de colores en el cuerpo humano, ya ves tu que cosas, la típica pregunta que nos hacemos todos en algún momento del día… esta claro que solo los artistas (no diré “genios” vayamos a que se le infle el ego y haga capum!) se hacen esta clase de preguntas.
Sigue así, tío…


7.13.2007

Citas: Camino

“No se a donde voy… pero se que llegare.”

“No hay camino para la verdad, la verdad es el camino.”
GANDHI, Mohandas

“Cada hombre tiene que inventar su camino.”
SARTRE, Jean-Paul

“Nunca vayas por el camino trazado, porque conduce hacia donde otros han ido ya.”
BELL, Alexander Graham

“A menudo encontramos nuestro destino por los caminos que tomamos para evitarlo.”
LA FONTAINE, Jean de

“Es preciso atravesar el mundo. Pero no hay caminos hechos para vosotros. . . Los haréis, a través de las montañas, al golpe de vuestras pisadas.”
ESCRIVÁ de BALAGUER, Beato José María

Azhaag

Musica: "Bring me to Life" de Evanescence


El grupo Evanescence, fundado en 1995 por la vocalista Amy Lee, es un reconocido grupo de rock alternativo que arrasa en medio mundo. Muchos integrantes de la banda original se marcharon, quedando solo Amy Lee al frente del grupo.
Os pongo el conocido tema “Bring me to life” en acústico, donde Amy da buena cuenta de la maravillosa voz que tiene. Pocos artistas se atreven a cantar uno de sus temas en acústico… por algo será.




Azhaag

7.09.2007

Mago de Oz: Perlas de sabiduría


“Si has perdido el rumbo escúchame, llegar a la meta no es vencer. Lo importante es el camino y en el, caer, levantarse, insistir, aprender.”

“Si acaso tu opinión cabe en un si o en un no, y no sabes rectificar. Si puedes definir el odio o el amor, amigo que desilusión.”


“Hagamos una revolución que nuestro líder sea el sol y nuestro ejercito sean mariposas, por bandera otro amanecer y por conquista comprender que hay que cambiar las espadas por rosas.”

“Cuando oigas a un niño preguntar por que el sol viene y se va, dile por que en esta vida no hay luz sin oscuridad.”


“Tan solo quiero verte llorar…”

“Cógeme, no me dejes marchar, quiero sentarme a tus pies. En mis brazos yo te tuve ayer, hay tantas cosas que te quiero decir…”

Azhaag

Relato: A la sombra del roble

A la sombra del roble

“Por todo aquello que debimos pensar, y no pensamos.
Por todo aquello que debimos decir, y no dijimos.
Por todo aquello que debimos hacer, y no hicimos.”




Minutos antes de llegar a su cita diaria con ella repasaba mentalmente sus frases, como si fuese un actor de teatro nervioso antes de dar comienzo la obra. Ensayaba su saludo y su despedida, calculaba cuando seria el momento justo, el acertado, en el que una vez más le declararía su amor, en el cual le diría que la amaba con todo su ser. Mientras se dirigía a la cita no paraba de mirar su reflejo en las cristalinas aguas del río, comprobando que su aspecto era el correcto, se aclaraba la voz para que esta no se quebrara en el momento en que más necesitaría de ella, y limpiaba las hojas de las rosas que siempre le regalaba. Pero sabía perfectamente que cuando estuviese ante ella seria incapaz de aguantarle la mirada, su voz no seria más que apenas un audible murmullo, y se sentiría el hombre más pequeño de la creación en su presencia. Tal era su hechizo.

Ella lo esperaba siempre en el mismo lugar, bajo la sombra perpetua que brindaba aquel enorme roble.

Al llegar ante ella, él le sonrió.

-Ayer durante la madrugada me puse a pensar que en todas las ocasiones en las que he rozado la felicidad han sido a tu lado. No quiero estar solo, amor mío, pero no quiero otra compañía que no sea la tuya. Te quiero.

Ella siempre se mantenía en silencio, limitándose a contemplar a aquel hombre, que gustoso, daría su vida por ella. Jamás le contestaba, tan solo lo miraba en silencio.

-Una palabra, amor mío. Solo te pido una palabra –le rogó.

A lo lejos se oían las aguas del río, entre las ramas del roble algún pájaro cantaba y un suave viento mecía perezosamente las hojas del árbol, pero aquel día, como los días anteriores, no se oyó la voz de la joven.

-Vendré mañana ¿de acuerdo? Te quiero – el hombre se despidió y como tantas otras veces bajo la colina para volver a subirla al día siguiente.
A cada paso que descendía hacia el valle, de vuelta a ningún sitio, maldecía su vida y su cobardía. Hacia años que había dejado de odiar a Dios, pues comprendió que solo él era el responsable de las lagrimas que le quemaban las mejillas. Hubiera bastado un instante de valor, una palabra. Pero ahora es ya demasiado tarde…

Aguardando bajo la sombra perpetua de aquel roble, ella siempre lo ve marcharse desde su lapida.

Requiescat in pace…


Azhaag

7.08.2007

"Y digo yo..." - La espiral

Mirada severa, con el brillo que nace de la inteligencia. Prominente calva y poblada barba. Fernando Jiménez del Oso (Madrid, 21 de julio de 1941 - Madrid, 27 de marzo de 2005), psiquiatra y parapsicólogo, director y editor de programas de televisión o revistas durante algo más de tres décadas. Para mí siempre ha sido y será un ejemplo a seguir, su forma de escribir y su incomparable dicción se me antojaban inalcanzables ayer y hoy. A modo de prologo, siempre escribía en la revista “Enigmas” (la cual deje de comprar tras fallecer él) una pequeña columna con el nombre “Y digo yo”.
Aquel mensual comunicado tocaba diversos temas, desde profundas reflexiones a cómicas situaciones.
Poco a poco iré rescatando del armario donde guardo mi colección de Enigmas los mejores artículos escritos por este hombre, de momento aquí os dejo el primero.


Y digo yo...

Imagino una sólida estaca hundida profundamente en la tierra. Arrollada a ella, formando un ovillo, una invisible cuerda cuyo extremo libre está atado a nuestra cintura. Nacemos y comenzamos a andar. Unidos a la estaca, recorremos círculos que, al irse desenrollando la cuerda, son cada vez más amplios. Describimos, en fin, con nuestra marcha una espiral que se aleja del punto de partida, hasta que, estirada ya toda la cuerda -si un accidente o una muerte prematura no la han roto-, iniciamos sin darnos cuenta un camino de regreso. Seguimos caminando, pero ahora los círculos van siendo progresivamente más pequeños. Sin cambiar el sentido de la marcha, la espiral, que antes nos alejaba del origen, nos aproxima inexorablemente a él para, enrollada de nuevo la cuerda en torno a la estaca, terminar donde empezamos. Es un viaje de ida y vuelta que, desde la experiencia personal, se ha iniciado en la nada y retorna a ella. Puede que haya un antes y un después, quiero creerlo, pero me refiero aquí a lo vital, no a lo trascendente.

En la primera parte de nuestro viaje, recorremos un camino inédito, un sendero de descubrimientos. Experimentamos lo que, por ser nuestro, consideramos único. Con fragmentos de conocimiento ajeno -el de otros que, antes que nosotros, hollaron la misma vereda- y un mínimo de reflexión, elaboramos un conocimiento propio que se nos antoja original y defendemos como si fuera la verdad suprema. En esa fracción de camino incorporamos el amor, el deseo, la pérdida, el dolor... Descubrimos nuestra fragilidad y, asustados, nos aferramos con fuerza a lo que, desde fuera, nos dé esa seguridad de la que carecemos: riqueza, fama, poder, admiración... cada cual de acuerdo a su medida y circunstancia, aunque, a la postre, de poco o nada nos sirva, porque lo externo es sólo un decorado y en el sí mismo, en lo que somos y sentimos, no cabe otro que uno; se está solo, no hay sitio para nadie y para nada más.

Llegada a su límite la cuerda, comienza a invertirse la espiral y, pensando que seguimos adelante, regresamos, vivimos lo que, en el fondo, ya está vivido. Sentimos, sí, pero es lo que ya antes habíamos sentido, matizado esta vez por el tiempo y la experiencia, sin el desgarro y el gozo que tuvo cuando nuevo. Con la soledad asumida, la necesidad de lo externo se limita a lo esencial, y al reencontrarnos con lo que nos pareció importante, vemos que es cosa vana y no merecía el esfuerzo. Hasta la memoria señala en el viejo el auténtico sentido de la marcha, volviendo fresco el recuerdo de su infancia y desvaído el de lo que hizo esa misma mañana.
Creo que sólo una cosa permite que la vida acabe sin haber emprendido el camino de retorno: dársela a los demás. Sentirse útil al otro, saberse necesario, es romper la cuerda. Una vez rota, se sigue caminando mientras el cuerpo aguante, sin importar a dónde, sin necesidad alguna de echar la vista atrás. Y es que hay vidas que terminan en sí mismas y otras que sirven para algo.

F.Jimenez del Oso

7.04.2007

Música: Ain't no Mountain High Enough

Marvin Gaye (2 de abril de 1939 - 1 de abril de 1984) uno de los grandes dentro del Soul, esta quizás sea su canción más conocida, esa que todo el mundo ha oído pero que sin embargo se suele desconocer a la persona que hay detrás del micrófono.

Lejos de ser cantante de una sola canción, su discografía esta repleta de verdaderas maravillas, a titulo personal recomendaría “You”, “Trouble man” o “I want You”, por citar algunas de las mejores que son muchas.

Pero vamos con su mejor tema, “Ain't no Mountain High Enough”, a dúo con otra grande de la música, Tammi Tarrell.



"...Si me necesitas, llámame..."

"Escucha, cariño. No hay montaña tan alta. Ni valle tan bajo. Ni río tan grande..."

Azhaag

7.01.2007

Cine: 1408

Basada en un relato corto del genio del terror, Stephen King, esta película ha sido un verdadero bombazo de taquilla en EEUU con 20.6 millones de dólares recaudados en su primer fin de semana. Su lista de actores esta encabezada por John Cusack y Samuel L. Jackson. El mismo Stephen King dió su visto bueno al comprobar el resultado.

Un hombre atormentado por la muerte de su hija decide investigar en busca de la vida después de la muerte, tras años de investigación no consigue ninguna prueba por lo que acaba destrozado y desmoralizado, desestimando la posibilidad de una vida después de fallecer, sin embargo, recibe una carta invitándole a pasar una noche en el hotel Dolphin ya que en su habitación 1408 han sucedido 56 muertes desde la apertura de las puertas del hotel, todas ellas en extrañas circunstancias.¿Encontrará el escéptico investigador actividades paranormales en la habitación? ¿Conseguirá salir con vida de la habitación maldita?



Tiene una pinta realmente increible...

Azhaag